Un italiano, una colombiana, una española y una argentina entran a un bar de Tenerife para ver la final de la Libertadores

Un italiano, una colombiana, una española y una argentina entran a un bar en Tenerife para ver la final de la Libertadores. Minutos antes, se compraron una pelota para hacer tiempo y jugar un picadito en la playa. El italiano, la colombiana y la argentina se rotaron en un fútbol tenis. Al menos una vez, todos ganaron. La española fotografiaba. Antes de irse, se metieron al mar. Ya era de noche. La colombiana y la argentina tenían una muda de ropa. El italiano se cagó de frío. La pelota quedó perdida en medio de la arena. La española le pegó, descalza, un derechazo hermoso. La argentina le felicitó el tiro. La española se agrandó: "Nunca dije que no supiera jugar, no me gusta". La argentina apuró a todos para ir a ver la final de la Libertadores. La colombiana se tomó una latita de cerveza que tenía guardada en la mochila. El italiano dijo que él quería ver Betis - Rayo Vallecano. Si el equipo sevillano ganaba, él se hacía con 500 euros. 
Ya en el bar, nadie sabe cómo poner el partido. La argentina se pone nerviosa. La colombiana se sienta en una mesa. El italiano busca dónde seguir su partido. La española se toma el atrevimiento de cerrar las ventanas porque hace frío. La cagan a pedos. El mozo llama a otro mozo que llama a otro mozo quien sí sabe cambiar de canal y poner el clásico. Uno de los tres les pregunta por quién hinchan. El italiano, o mejor dicho napolitano, deja de lado los 500 euros y suelta: "Boca, por el Diego". La colombiana, la argentina y la española no responden. Llega el primer gol del partido. El mozo que preguntó mira a la mesa y grita el gol. Ninguno de los cuatro lo acompaña. El mozo se da vuelta y sigue con lo suyo. La colombiana, la argentina y la española toman su cerveza. El italiano, mientras tanto, sigue Betis - Rayo Vallecano. River empata. La mesa pide la segunda ronda. El Betis, también, empata 0-0. Juanfer entra a la cancha. La colombiana ahora empieza a alentar a River. La española pregunta cómo va el Betis. El italiano promete invitar las cervezas de la noche si gana los 500 euros. El clásico pasa a segundo plano. La argentina empieza a preguntar sobre aquella apuesta. El italiano le cuenta que tiene que acertar 15 partidos. El Betis - Rayo Vallecano es el último que le queda. Únicamente dos tuvieron una particularidad: apostó que el PSG ganaba por 3 goles o más y que la Juventus ganaba, pero se iba al descanso empatando 0-0. El Betis mete el 1-0. River mete el 2-1- La colombiana grita por Juanfer. El italiano grita por el Betis. La española y la argentina gritan por la cerveza gratis. River mete el 3-1 definitivo y el Betis, el 2-0. El mozo viene a retirar los vasos y a lamentarse por la derrota. Nadie le responde. El mozo no entiende nada. El italiano sonríe; la colombiana, la española y la argentina, también. La colombiana pide una pola. La española, una caña. La argentina, una birra. El italiano invita la ronda. La colombiana toma directo. La española brinda y apoya primero el vaso. El italiano festeja el triunfo del Betis cantando. No le importa la derrota de Boca, pero no se olvida del Diego. La argentina lo escucha y se suma:
"Oh, mamma mamma mamma 
oh, mamma mamma mamma 
sai perché mi batte il corazon?..."


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