"Recuerdo a Pisahuevo, un aguatero alto y pelado que tuvo Central durante mucho tiempo. La misma palabra "aguatero" remite a cosa del virreinato del Río de la Plata, a época colonial, a mulatos cargando barriles con agua, a pregones en la Plaza de la Catedral. Pisahuevo salía disparado desde el banco cuando caía algún jugador lesionado, corría algo desbalanceado (de allí su apodo) ante el clamor de la tribuna que lo ovacionaba y se mataba de risa. Nunca supimos por qué causaba tanta gracia, pero lo cierto es que, mientras más larga era su carrera, más éxito tenía. Un amigo opinaba que ya que constituía una atracción para la gente, Pisahuevo debía entrar a la cancha los 90 minutos y, en alguna interrupciones, debía jugarse el partido". (Fontanarrosa)

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar