Damas, jubilados y pensionados

Faltaban un par de horas para despedirse. Cada uno emprendía su viaje. Y ahí estaban. Callados, dejando correr el tiempo sin querer que el tiempo corriera. Y en el momento en que cada uno estaba entretenido en sus pensamientos, tirados en la cama, ella arriba de él como otras tantas veces, lo miró y le dijo:

- ¿Sabés por qué las mujeres pagan lo mismo que los jubilados en las canchas de fútbol?

No era una pregunta más. Aquel rectángulo significó mucho más que el lugar donde se vieron por primera vez. Y entre varias historias, había una que había quedado inconclusa. Y era esa. Él no contestó, la miró y simplemente escuchó:

- Lo estuve averiguando y existen dos versiones diferentes. La primera cuenta que las mujeres no tenían participación alguna en los clubes y menos aún en las canchas de fútbol. Sin embargo, los clubes quisieron incorporarlas al mundo deportivo e incentivaron su presencia en las tribunas mediante entradas más baratas. El boom llegó con la Copa Mundial de 1978. La segunda está un poco más tirada de los pelos, pero varias canchas de fútbol tenían tribunas para mujeres, niños, jubilados, y sus entradas eran más baratas.

No dijeron más nada. Nunca dijeron mucho, y ese día no tenía por qué ser la excepción. A veces, solo bastaba con mirarse y sonreír. Él ya sabía que su sonrisa a ella le encantaba, así que a menudo se aprovechaba de eso. Como en ese momento, donde él sonrió, ella lo miró y se tiró nuevamente en su pecho.

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